Aunque presenta analogías con sus valles vecinos de Ordesa y Añisclo, no se parece a ellos y, con toda propiedad, no es garganta ni cortadura, sino una formidable diaclasa, abierta en plena montaña, diría Briet. Circos, lapiaces, simas y barrancos configuran la solana del macizo. Desde cualquier ángulo se descubre el trabajo del hombre modelador del paisaje durante generaciones. Es precisamente la armonía que se establece entre la naturaleza y el asentamiento humano lo que le da a este valle su originalidad y grandeza.
Puente y camino de los Mallos
En el Altoaragón se conoce con el nombre de "mallos" a los monolitos o resaltes rocosos que sobresalen por su tamaño en el paisaje. Desde Revilla conecta las dos vertientes del valle.
Mirador de Anlitonés
Perfecto para admirar los más evocadores paisajes del río Yaga y el curioso fenómeno de la inversión térmica que se produce en estos cañones angostos del Alto Aragón.
Cuello Viceto
Collado que, a 2.010 metros, separa los valles de Añisclo y de Escuaín.